lunes, 26 de enero de 2009

El olvido inolvidable de aquella mujer
La astucia reconfortable por aquella brisa
Que no dicen más que nada
El nada almacenado en el placar insólito de ropas vacías
De olvidos vigentes, de tropas enardecidas
El oscuro luminoso de dicho entorno
La mentira piadosa de aquel padre de hijos
El humo ventilado por rosas amarillas sin polen
Sin abejas enloquecidas de hambre
Con reinas sin trono
El amor auspicia el sufrimiento
El dolor anuncia la muerte
El sentimiento engaña la razón
El olvido no hace más que recordar lo olvidado.

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