lunes, 26 de enero de 2009

A lo largo del pasillo oscuro hay una mujer.
Un pasillo sin fin, interminable, se pierde en la oscuridad.
Escucho pasos infinitos, asomo los ojos tras la puerta, tratando de encontrar el fin, la vista se pierde en un punto negro, el pasillo se traga la luz.
Da igual ojos abiertos que cerrados. La caminata infatigable de aquella mujer me despierta cada madrugada, sus pasos retumban, me parten el alma, la mujer caminando por el pasillo sin fin, oscuro, como un hueco, tardara poco en darse cuenta que nunca llegará.
El pesimismo de la soledad despierta en mí, detesto ese pasillo sin fin, detesto a esa mujer que camina sin parar. El interminable pasillo me traga, dejándome nada más que un inútil cuerpo.

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